Este 8 de marzo saludamos a la mujer del pueblo que día a día sigue combatiendo las calamidades del capitalismo neoliberal, explotada como obrera por un mísero salario durante 10, 12 o más horas al día en pésimas condiciones laborales, trabajando en el campo bajo un régimen inmisericorde explotación y opresión. Desocupada o subempleada como ambulante o trabajadora eventual sin ningún amparo legal, como trabajadora del hogar en casa ajena impedida de desarrollar su propio hogar, como esforzada estudiante venciendo el hambre y la pobreza, como prisionera política enfrentando tortura y aislamiento, mujer coraje que ha retado a la muerte en la pandemia y sigue luchando por su emancipación como parte de la emancipación del pueblo.
Las mujeres trabajadoras, aprendiendo de la rica experiencia de la lucha de nuestro pueblo, muy especialmente de la guerra popular del siglo pasado, han ido elevando su conciencia política, movilizándose y participando activamente en las luchas del pueblo. Hemos visto a las campesinas combatiendo contra la gran minería, a las obreras agrícolas contra la vil explotación capitalista, a las maestras participando masivamente en luchas y huelgas por su estabilidad laboral y defensa sindical, a las estudiantes luchando junto a sus compañeros por la educación popular.
En esta fecha queremos destacar la incansable brega de las prisioneras políticas de la guerra popular a la que se han sumado nuevas jóvenes prisioneras políticas por defender los derechos del pueblo en contra del sistema capitalista explotador y opresor. Y junto a ellas, luchan sus madres, hermanas, familiares, amigas en defensa de su salud, de su vida, de su libertad.
La mujer combatiente peruana tiene sus grandes expresiones. En el proceso de la independencia tuvimos a la gran Micaela Bastidas, a Ventura Ccalamaqui, a María Parado de Bellido. Pero su más alta expresión se dio en la guerra popular del siglo pasado con Augusta La Torre, la camarada Norah, heroína revolucionaria que vive en los combates cotidianos de las mujeres del pueblo. Ellas y muchas más, regaron con su sangre el camino de la emancipación de la mujer.
Mas en la actualidad hay decenas de prisioneras políticas que enfrentan el odio y la persecución política de las clases dominantes sin quebranto y con entereza. Allí destaca Elena Yparraguirre Revoredo, la camarada Míriam, que con decisión y valentía denunció el asesinato del Presidente Gonzalo y hoy enfrenta la venganza de la reacción que pretende aplicarle un aislamiento absoluto que es tortura permanente y encubierta pena de muerte.
Incluso los relatores de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU han demandado explicaciones al gobierno peruano por la persecución política en el caso Olimpo y en todo el mundo se está conociendo el ensañamiento del Estado peruano contra las prisioneras políticas, a las que también se pretende incinerar sus cadáveres y desaparecer sus cenizas.
Nuestras compañeras prisioneras políticas son ejemplo ante el mundo de persistencia y firmeza revolucionarias. La compañera Elena de 74 años y 30 de prisión se mantiene indoblegable, Margot Liendo gravemente enferma con 33 años de prisión se mantiene indoblegable, María Pantoja y Laura Zambrano, delicadas de salud con 30 años de prisión se mantienen indoblegables. Junto a ellas, las demás prisioneras políticas de ayer y hoy se mantienen indoblegables.
Las clases dominantes y el gobierno de Castillo que sucumbe ante la derecha podrán perseguir, apresar, torturar, asesinar, incinerar, desaparecer las cenizas de las prisioneras políticas. Mas no podrán acallar su voz que traspasa muros y fronteras difundiendo justicia y libertad; no podrán ocultar su brega que desenmascara una y otra vez el odio y la venganza contra quienes luchan contra la explotación capitalista; no podrán impedir que las nuevas generaciones aprendan de su inquebrantable servicio al pueblo; no podrán evitar que su ejemplo alumbre el venturoso camino al socialismo.
Las mujeres trabajadoras, aprendiendo de la rica experiencia de la lucha de nuestro pueblo, muy especialmente de la guerra popular del siglo pasado, han ido elevando su conciencia política, movilizándose y participando activamente en las luchas del pueblo. Hemos visto a las campesinas combatiendo contra la gran minería, a las obreras agrícolas contra la vil explotación capitalista, a las maestras participando masivamente en luchas y huelgas por su estabilidad laboral y defensa sindical, a las estudiantes luchando junto a sus compañeros por la educación popular.
En esta fecha queremos destacar la incansable brega de las prisioneras políticas de la guerra popular a la que se han sumado nuevas jóvenes prisioneras políticas por defender los derechos del pueblo en contra del sistema capitalista explotador y opresor. Y junto a ellas, luchan sus madres, hermanas, familiares, amigas en defensa de su salud, de su vida, de su libertad.
La mujer combatiente peruana tiene sus grandes expresiones. En el proceso de la independencia tuvimos a la gran Micaela Bastidas, a Ventura Ccalamaqui, a María Parado de Bellido. Pero su más alta expresión se dio en la guerra popular del siglo pasado con Augusta La Torre, la camarada Norah, heroína revolucionaria que vive en los combates cotidianos de las mujeres del pueblo. Ellas y muchas más, regaron con su sangre el camino de la emancipación de la mujer.
Mas en la actualidad hay decenas de prisioneras políticas que enfrentan el odio y la persecución política de las clases dominantes sin quebranto y con entereza. Allí destaca Elena Yparraguirre Revoredo, la camarada Míriam, que con decisión y valentía denunció el asesinato del Presidente Gonzalo y hoy enfrenta la venganza de la reacción que pretende aplicarle un aislamiento absoluto que es tortura permanente y encubierta pena de muerte.
Incluso los relatores de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU han demandado explicaciones al gobierno peruano por la persecución política en el caso Olimpo y en todo el mundo se está conociendo el ensañamiento del Estado peruano contra las prisioneras políticas, a las que también se pretende incinerar sus cadáveres y desaparecer sus cenizas.
Nuestras compañeras prisioneras políticas son ejemplo ante el mundo de persistencia y firmeza revolucionarias. La compañera Elena de 74 años y 30 de prisión se mantiene indoblegable, Margot Liendo gravemente enferma con 33 años de prisión se mantiene indoblegable, María Pantoja y Laura Zambrano, delicadas de salud con 30 años de prisión se mantienen indoblegables. Junto a ellas, las demás prisioneras políticas de ayer y hoy se mantienen indoblegables.
Las clases dominantes y el gobierno de Castillo que sucumbe ante la derecha podrán perseguir, apresar, torturar, asesinar, incinerar, desaparecer las cenizas de las prisioneras políticas. Mas no podrán acallar su voz que traspasa muros y fronteras difundiendo justicia y libertad; no podrán ocultar su brega que desenmascara una y otra vez el odio y la venganza contra quienes luchan contra la explotación capitalista; no podrán impedir que las nuevas generaciones aprendan de su inquebrantable servicio al pueblo; no podrán evitar que su ejemplo alumbre el venturoso camino al socialismo.
¡NO A LA TORTURA Y ENCUBIERTA
PENA DE MUERTE CONTRA
ELENA YPARRAGUIRRE!
¡ES UN HONOR LUCHAR
POR EL SOCIALISMO!
¡LIBERTAD A LAS PRISIONERAS
POLÍTICAS DEL PERÚ!
Marzo 2022 CNPPGP
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