IMPEDIR EL ASESINATO, INCINERACIÓN Y DESAPARICIÓN DE LOS PRESOS POLÍTICOS DEL PERÚ





Luego del asesinato, cremación y desaparición de cenizas del Dr. Abimael Guzmán Reinoso, las corruptas clases dominantes peruanas prosiguen su persecución política contra los luchadores populares y los presos políticos.

Frente a la denuncia de nuestra compañera Elena Yparraguirre por el crimen contra su esposo, la respuesta fue su aislamiento, ataques infundados y consecuente mayor riesgo para su vida y salud. Ante la exigencia de la entrega de las cenizas del Dr. Guzmán y garantías para su vida, las autoridades se eximen y hacen oídos sordos. Nuestra compañera Margot Liendo Gil, gravemente enferma, es impedida de salir en libertad como le corresponde, pretendiendo que muera para aplicarle la monstruosa ley de quema y desaparición de sus restos; similar acción se busca contra Laura Zambrano, también seriamente enferma y contra Osmán Morote a quien le niegan la libertad que le corresponde legalmente. Con ellos y demás comunistas y revolucionarios que se alzaron contra el orden opresor quieren castigar toda rebelión y protesta contra el capitalismo explotador y opresor.

La cárcel de la Base Naval del Callao se mantiene aplicando tortura y aislamiento absoluto a cargo de la Marina de Guerra en contra de los compañeros presos políticos allí recluidos decenas de años.

Las compañeras y compañeros prisioneros políticos de la guerra popular del siglo pasado con más de 25 años de prisión han enfrentado tortura, difamación y muerte manteniéndose firmes en defensa de la revolución y sirviendo al pueblo de todo corazón. Mientras los jefes militares y políticos reaccionarios se han enfangado en corrupción y persecución política, los prisioneros políticos, hijos de la miseria y de la lucha, se han mantenido incorruptibles e inquebrantables. La amnistía general y reincorporación a la sociedad sin discriminación alguna es lo que corresponde y sirve a la democratización de la sociedad peruana.

Pero además, la persistente lucha de nuestro pueblo en defensa de sus derechos, contra el neoliberalismo, por una nueva constitución y por el socialismo ha venido siendo reprimida violentamente causando muertos, heridos y nuevos prisioneros políticos que mantienen en alto su firmeza y combatividad. Los presos de la guerra popular y los nuevos presos de la lucha política son parte de los mejores hijos del pueblo peruano. Su prisión es una infamia que debe terminar.

El llamado “Operativo Olimpo” que apresó prepotentemente a casi un centenar de activistas sociales ha sido desenmascarado en todo el mundo por su injusticia y arbitrariedad. Hasta el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se ha pronunciado llamando la atención al Estado peruano. Y si la lucha del pueblo, especialmente de nuestros familiares, ha logrado arrancar de prisión a una parte, siguen injustamente presos 27 compañeros de los cuales cuatro lo están hasta en una situación de secuestro, pues no se cumple con la orden judicial de darles prisión domiciliaria. Legalmente, al no haber promovido ni practicado la violencia, como expresamente lo reconocen las autoridades judiciales, estos compañeros prisioneros políticos son, además, presos de conciencia del Estado peruano. Si a esto sumamos la persecución y prisión de otros dirigentes y activistas de izquierda por cuestionar el neoliberalismo, veremos claramente la magnitud de la persecución política de la reacción peruana practicada por la Dircote de mano de la fiscalía, avalada por jueces corruptos y azuzada por la ultraderecha recalcitrante.

La persecución política debe terminar y los presos políticos de ayer y hoy deben ser liberados avanzando así en la democratización de la sociedad peruana que debe llevar a una nueva constitución a través de asamblea constituyente sin persecución política contra nadie. El poder constituyente lo tiene el pueblo y ninguna ley ni parlamento puede impedir que lo ejerza. Podrán dar leyes prohibiendo referéndums, impidiendo asambleas constituyentes, perennizando espurias constituciones, pero si el pueblo decide ejercer su poder constituyente ninguna ley ni ningún Congreso puede impedirlo. Las fuerzas realmente democráticas deben confluir en un amplio torrente que barra las fuerzas retrógradas, plasme la asamblea constituyente y dictamine la nueva constitución que el pueblo decida.

La incansable lucha de nuestros familiares y amigos desde los años 80 es ejemplar. Muchos quedaron en el camino, mas las nuevas generaciones prosiguen y proseguirán sin desmayo la solidaridad y combate por los suyos que luchan por un mundo mejor. A ellos nuestro homenaje y reconocimiento, sabedores de que lo seguirán haciendo consciente y organizadamente como parte de la lucha por la libertad de los presos políticos del Perú y el mundo.

Agradecemos profundamente las expresiones de solidaridad internacionalista con los presos políticos del Perú y manifestamos también nuestro apoyo y combate por la libertad de los prisioneros políticos filipinos, indios, españoles, palestinos, colombianos, chilenos y de todo el mundo. Muy especialmente saludamos el gran homenaje al Presidente Gonzalo realizado en los cinco continentes de la Tierra. Es nuestro compromiso inclaudicable seguir su ejemplo comunista, encarnar el inmortal pensamiento gonzalo y combatir hasta el fin por la revolución socialista.

¡NO A LA QUEMA Y DESAPARICIÓN DE LOS RESTOS DE LOS PRESOS POLÍTICOS!

¡LIBERTAD A LOS PRESOS DE LA GUERRA POPULAR DEL PERÚ!

¡LIBERTAD A LOS NUEVOS PRESOS POLÍTICOS POR LUCHAR A FAVOR DEL PUEBLO!

¡SER REVOLUCIONARIO NO ES DELITO, ES UN HONOR!

¡ASAMBLEA CONSTITUYENTE SIN PERSECUCIÓN POLÍTICA ALGUNA!

¡VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!



Febrero de 2022                              Comité Nacional de Prisioneros Políticos y de Guerra del Perú

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