¡LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS Y PRISIONEROS DE GUERRA DEL PERÚ!

¡BASTA DE PERSECUCIÓN POLÍTICA!

¡LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS Y PRISIONEROS DE GUERRA DEL PERÚ!

 
Desde hace 40 años, el derecho penal garantista viene siendo arrasado so pretexto de la lucha guerrillera iniciada en 1980 y culminada hace más de 20 años. La persecución política y el uso del llamado terruqueo para criminalizar todo cuestionamiento al sistema capitalista se siguen desenvolviendo. Las grandes movilizaciones de noviembre del 2020 y los caídos Inti y Brian fueron acusados de terrucos; en diciembre una gigantesca redada nombrada Olimpo se cebó contra un centenar de ciudadanos acusados de terroristas sin que hayan cometido delito alguno; después, la protesta del proletariado agrícola contra la vil explotación capitalista fue respondida a sangre y fuego asesinando a tres obreros. Durante la campaña electoral, la derecha recalcitrante llegó hasta el delirio en su campaña anticomunista tildando falsamente de terrucos a sus opositores, campaña que prosiguió buscando anular las elecciones y tumbarse lo más pronto al nuevo gobierno.

Por contraparte ¿qué demostraba esto? Que el camino del pueblo se desarrollaba, las masas avanzaban en esclarecerse, movilizarse, organizarse cuestionando el sistema capitalista y demandando una nueva constitución a través de una asamblea constituyente.

Es ante ese avance en el que participaban los marxista-leninista-maoístas, pensamiento Gonzalo como parte del pueblo, que la reacción maquina el perverso asesinato del Presidente Gonzalo y su incineración para no dejar pruebas, creyendo que así frenaría el avance popular. A este protervo plan sucumbió el gobierno de Castillo aprobando una monstruosa ley de secuestro y desaparición de los restos mortales del Presidente Gonzalo.

El homenaje al Presidente por todos los rincones del planeta y el compromiso de seguir su ejemplo elevaron el ánimo popular y desbarataron los siniestros deseos de las clases explotadoras. Y ante las extensas luchas del campesinado contra la gran minería de los últimos días, protesta masiva aprendida de la guerra popular, el Estado y su gobierno responden con la intervención del ejército, mientras que la ultraderecha desenvuelve una furibunda campaña de terruqueo contra las masas populares.

El capitalismo y su modelo neoliberal han mostrado su profundo fracaso. Las protestas de obreros, campesinos, masas trabajadoras, jóvenes y mujeres, son expresión de rechazo al sistema capitalista. Es prueba de una gran verdad: ¡La rebelión se justifica! Rebelión que hace 40 años, en 1980, se expresó como guerra popular del campo a la ciudad dirigida por el Partido Comunista del Perú, guerra que, pese a errores, excesos y limitaciones, significó el más grande movimiento social revolucionario de la historia peruana, base y futuro de la emancipación de nuestro pueblo.

De esa gran epopeya quedaron en cárcel miles de combatientes que nunca hincaron la rodilla. En el año del bicentenario aún somos cientos de presos políticos con cadena perpetua y con penas altísimas por el delito político de levantarnos contra la injusticia y la opresión.

La venganza y el odio de las clases dominantes se concentró en nuestros dirigentes, su punta de lanza se centró en el Dr. Abimael Guzmán a quien se le difamó por años impidiéndole que hable y se defienda, aislándolo en una cárcel militar de tortura y asesinándolo tras 29 años de ignominiosa prisión, siniestro crimen que no quedará impune. Su ejemplo imperecedero y el pensamiento gonzalo nos guiarán siempre.

Decenas de años de tortura y aislamiento deben terminar. La libertad de los presos políticos de la guerra popular y el fin de la persecución política es una necesidad para avanzar en la democratización de la sociedad peruana.

Más aún, nuevos prisioneros políticos son detenidos por declararse marxistas o demandar derechos fundamentales, nueva constitución, fin del neoliberalismo, defensa del socialismo. Cuando vemos a estos jóvenes y mujeres desfilando puño en alto, agitando combativas consignas, desafiando al capitalismo opresor, cantando y enfrentando altivamente la represión, los prisioneros políticos de ayer nos vemos reflejados en ellos, recordamos nuestra propia juventud y entendemos mejor que el costo que entregamos valió la pena, que los héroes que nos antecedieron son semillas que hoy fructifican.

Cada vez queda más claro que la pobreza, la falsa democracia, la desocupación, la crisis, la corrupción, el vil egoísmo, la explotación humana, son propios del sistema capitalista. Que solo se pueden terminar acabando con el capitalismo y construyendo un nuevo orden social basado en la solidaridad, el bien común, el trabajo pleno, la planificación colectiva, la real igualdad de derechos, en síntesis, una nueva sociedad socialista.

Los presos políticos de ayer y hoy son ejemplo de brega por el socialismo sirviendo al pueblo de todo corazón y la lucha por su libertad es una exigencia justa y necesaria. Como dijo el poeta Marcos Ana:

¡Echad abajo mi celda!

Abrid mi ataúd; que el mundo

en pie de asombro nos vea

indomables, pero heridos,

sepultos bajo la tierra.

¡Que no queden en silencio mis cadenas!

En pleno bicentenario de la independencia, a más de 20 años de terminada la guerra interna, es inaceptable la existencia de prisioneras políticas de más de 70 años, de presos políticos con más de 25 años de prisión, de una cárcel de tortura como la de la Base Naval del Callao, así como que se abran nuevos procesos para imponer nuevas cadenas perpetuas, que se tengan presos vulnerables por décadas, que no existan beneficios penitenciarios.

Los presos políticos del Perú son parte de los mejores hijos del pueblo peruano y son ejemplo ante el mundo de coraje y heroicidad. ¡Que salgan a la luz del mundo! ¡Que no queden en silencio sus cadenas!

 

Noviembre de 2021                     Comité Nacional de Prisioneros Políticos y de Guerra del Perú




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