VIVA LA GRAN LUCHA DE NUESTRO HEROICO PUEBLO COMBATIENTE CONTRA EL CAPITALISMO



Hartos de la crisis general que agobia a la sociedad peruana con su secuela de intensificados hambre, desocupación, pandemia, corrupción, abandono de la educación, criminalización de la lucha popular, inseguridad; en síntesis, hartos del sistema capitalista y su neoliberalismo, cientos de miles de jóvenes y mujeres a la cabeza del movimiento popular se han volcado a las calles rechazando las trapacerías del Legislativo y el Ejecutivo y han demandado una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente con participación popular.

Su lucha es prosecución de la lucha que por 200 años libra el pueblo peruano, desde la independencia de España, contra la explotación y opresión, primero, de un orden semifeudal, semicolonial y de capitalismo burocrático y, hoy, contra un orden capitalista, dependiente del imperialismo y con rezagos semifeudales.

Es una lucha contra el hambre que azota a las masas mostrado en el desplazamiento de miles regresando a sus pueblos del interior, en las banderitas blancas de niños desnutridos, en las ollas comunes solidarias para aliviar estómagos vacíos; hambre centenaria inseparable del capitalismo.

Es un combate contra la desocupación que golpea a millones siendo el Perú el peor valorado en Latinoamérica, la informalidad que llega al 80 % de trabajadores sin derechos laborales, la llamada “suspensión perfecta de labores”, el masivo subempleo, el desplome del PBI en más del 30 % en el segundo trimestre del 2020; desocupación, desempleo e informalidad inherentes al capitalismo.

Es una lid contra la pandemia causante de 80 mil muertes donde nuestro país ostenta el macabro record mundial de primero en tasa de mortalidad, las enfermedades por el abandono estatal de la salud, la falta de camas, medicamentos y oxígeno, el impedimento de despedir a nuestros seres queridos y enterrarlos dignamente; abandono de la salud enraizado en el capitalismo.

Es una batalla contra la corrupción de seis presidentes presos, fugados, suicidados o investigados, un Congreso de cínicos y vividores, un poder judicial de jueces vendibles e inmorales, la prensa basura mantenida por el poder político y económico, la podredumbre de empresarios y políticos vendepatria; corrupción e inmoralidad consustanciales al capitalismo.

Es una brega contra el abandono de la educación para el pueblo, la farsa de clases on line sin computadoras, sin celulares, sin internet para la gran mayoría, el aumento de la deserción escolar, la estafa de las universidades bamba, la promoción de egoísmo, racismo, menosprecio a la mujer; desprecio a la educación del pueblo y rastrero individualismo implícitos en el capitalismo.

Es una guerra contra la criminalización de la lucha popular, la negación de libertad de opinión, de organización, de participación política, el terruqueo para mantener la mentira histórica sobre la lucha guerrillera del siglo pasado, la represión a los luchadores sociales y existencia de prisioneros políticos revolucionarios, la persecución y golpizas a los ambulantes y otros trabajadores; represión al proletariado y el pueblo innatos al capitalismo.

Es una pelea contra la inseguridad que azota y mata al pueblo, la violación de una niña cada dos horas, el narcotráfico cómplice de autoridades y jueces venales, los infames feminicidios, la pornografía que inunda las redes sociales; descomposición moral propia del hundimiento del capitalismo.

En síntesis, esta gran lucha en el fondo es una lucha contra la crisis general capitalista en lo económico, político e ideológico. No ha sido una defensa del Ejecutivo ni del Legistativo ni de la vieja democracia burguesa como pretenden usufructuar algunos reaccionarios. El puño de Carlos golpeó el rostro artero de la falsa democracia burguesa, la sangre y vida de Bryan e Inti desnudaron la vil entraña del capitalismo explotador y asesino, la rebeldía de mujeres y jóvenes del pueblo hizo temblar a los poderosos con su voz potente y clara demandando la refundación de la república.

La inmensa movilización popular de noviembre es la explosión contenida frente a la pobreza y el abandono que aquejan cruelmente al pueblo; es la respuesta masiva, aprendida de la guerra popular, de nuestro heroico pueblo combatiente que, retando a la muerte por el virus y la represión, ha hecho trizas el perverso confinamiento de hambre, desocupación y abandono que pretendieron imponer las clases dominantes.

El capitalismo y su modelo neoliberal han mostrado su profundo fracaso. La riada de jóvenes y mujeres, de masas trabajadoras exigiendo una nueva Constitución con el pueblo y para el pueblo a través de una Asamblea Constituyente, son prueba de una gran verdad ¡La rebelión se justifica! Rebelión que hace 40 años, en 1980, se expresó como guerra popular del campo a la ciudad dirigida por el Partido Comunista del Perú, guerra que abatió la feudalidad existente, socavó profundamente al capitalismo burocrático y golpeó contundentemente al imperialismo. Y aunque fracasó temporalmente en su objetivo de construir una sociedad socialista, el Perú avanzó como pueblo, como nación y como sociedad.

De esa gran epopeya quedaron en cárcel miles de combatientes que nunca hincaron la rodilla. Cuando hoy vemos a jóvenes y mujeres desfilando puño en alto, agitando combativas consignas, desafiando al capitalismo opresor, cantando y enfrentando altivamente la represión, los prisioneros políticos nos vemos reflejados en ellos, recordamos nuestra propia juventud y entendemos mejor que el costo que entregamos valió la pena, que los héroes que nos antecedieron son semillas que hoy fructifican. Y comprendemos mejor que la lucha por nuestra libertad es parte de su lucha.

Ante la crisis general de la sociedad peruana que enfrentamos a puertas del bicentenario, es imprescindible entrar a un proceso de democratización que elimine el modelo neoliberal capitalista que ha destruido la industria nacional hundiendo al país en la pobreza, desempleo, informalidad y ha barrido con derechos fundamentales. Por eso cobra plena validez la demanda de una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente que numerosas organizaciones políticas, sindicales y populares están planteando en todo el país. Nada de reformas y parches a la constitución fujimorista. Requerimos una Asamblea Constituyente con auténticos representantes del pueblo, de obreros, campesinos, empleados, jóvenes, mujeres, ambulantes, comerciantes, estudiantes, empresarios, organizaciones políticas, etc. en condiciones de participación sin restricciones.

Es inaceptable que una nueva Constitución sea debatida y redactada solo por los tradicionales partidos políticos que representan los intereses de un puñado de explotadores y mandamases de la Confiep, la SNI, la gran minería, la banca, que son los responsables de la crisis. Solo con una auténtica representación popular se posibilitará el recuperar y ampliar derechos y libertades que beneficien al pueblo.

Sabemos que mientras no se acabe con el capitalismo ni se cambie el modo de producción, se mantendrá la explotación y opresión sobre las clases populares. Una nueva Constitución no resolverá los problemas de fondo de la sociedad peruana pero sí puede permitir obtener mejores condiciones para luchar por la verdadera transformación que solo se hará con revolución socialista, con poder popular dirigido por el proletariado. La gran consigna Salvo el Poder todo es ilusión rige plenamente.

América Latina está preñada de revolución. El capitalismo está siendo desechado por los pueblos del mundo. Un nuevo modo de producción tiene que abrirse paso y ese no puede ser otro que el socialismo; hoy estamos más cerca del socialismo que ayer. La garantía del avance y triunfo es la ideología científica del proletariado, el marxismo-leninismo-maoísmo, aplicada por los partidos comunistas en cada país a las condiciones concretas de su revolución.

En la situación específica de la revolución peruana, hemos venido exigiendo Solución política, amnistía general y reconciliación nacional ante los múltiples problemas derivados de la guerra interna. Hoy nos reafirmamos en esa política fundamental que implica un Bicentenario sin presos políticos y una nueva Constitución con y para el pueblo a través de una Asamblea Constituyente. El pueblo tiene que unirse, ahí está su fuerza, debe dejar atrás el caudillismo y el sectarismo para alcanzar estos logros fundamentales como parte de la gran lucha por el socialismo y la emancipación definitiva de la humanidad.
 

¡VIVA LA GRAN LUCHA DEL PUEBLO PERUANO!

¡NUEVA CONSTITUCIÓN CON EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO!

¡SOLUCIÓN POLÍTICA, AMNISTÍA GENERAL Y RECONCILIACIÓN NACIONAL!


Noviembre de 2020 
Comité Nacional de Prisioneros Políticos y de Guerra del Perú

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