¡ABAJO LA POLÍTICA DE DISCRIMINACIÓN
Y VENGANZA CONTRA LOS PRISIONEROS POLÍTICOS DEL PERÚ!
El gobierno de Vizcarra,
abiertamente procapitalista y falsamente democrático, en los hechos está
golpeando a los más pobres y vulnerables legalizando los despidos masivos con
la llamada suspensión perfecta de labores, disminuyendo salarios como
alternativa para no ser despedido, clausurando los mercados populares, obligando
al trabajo telemático pero sin entregar ni una sola computadora, multando y
apresando a las personas que salen a buscar trabajo para no morir de hambre,
descuidando al personal de salud que reclama la debida protección para cumplir
sus labores médicas, abandonando la atención de salud en los penales
sentenciando así a cientos de presos a la muerte.
Las subvenciones
entregadas a parte de las masas no solo es muy insuficiente sino que está
generando más corrupción, y el régimen se niega a exigir que las grandes
empresas aporten a la emergencia por el COVID-19; por el contrario les da
facilidades para aumentar sus ganancias y despedir trabajadores. Así se
comprueba una vez más, que el Estado peruano representa la defensa del sistema
capitalista que solo trae explotación y opresión para la clase obrera y los
trabajadores.
En el país hay 97
mil presos hacinados en cárceles donde solo debería haber 39 mil. En el caso de
los prisioneros políticos, somos cerca de 50 hombres y mujeres comunistas
sentenciados por rebelarnos contra la explotación y opresión de las clases
dominantes peruanas. La gran mayoría con 60, 70 o más de 80 años de edad
recluidos por más de 25 y 30 años, sin beneficios penitenciarios. Además hay
también otros presos políticos como los jóvenes Cristóbal y Lavrente presos por
repartir volantes llamando al voto viciado y a una nueva Constitución, otros
por luchar contra la gran minería o en general estar en contra del sistema
capitalista.
Más de la mitad
de todos los internos son inculpados, es decir no tienen sentencia. El gobierno
anunció hace una semana que se indultaría a unos tres mil vulnerables, generando justas espectativas.
Hoy 29 de abril el ministro Zeballos dice que en una o dos semanas saldrá la
lista de indultados, los que sumados a presos condenados que paguen sus deudas,
sumarían entre cuatro y cinco mil excarcelados. Es decir, desde el anuncio
inicial ¡son tres semanas de espera! La enfermedad no espera, peor sin atención
médica. ¿Acaso no es simple saber quién tiene más de 70 años o es madre
gestante o enfermo grave? ¿No pueden ir saliendo por partes? ¿O simplemente no
les interesa que mueran más peruanos?
En el caso del
penal de Canto Grande, ante la demanda de los presos por atención médica,
medicinas y protección frente a la pandemia, se responde con la más cobarde represión
asesinando a nueve internos e hiriendo a decenas. ¿Qué se pretende? ¿Qué todos
se infecten y mueran? La desidia, indiferencia e ineptitud de las autoridades
son inaceptables.
En el caso de los
prisioneros políticos está confirmada la muerte de Natividad Bernardo Villar
así como el contagio en Canto Grande de todos los prisioneros políticos y el
agravamiento de 10 de ellos. Recién hoy después de 44 días de emergencia, el
ministro Zeballos anuncia la formación de un comando de operaciones contra el
COVID-19 en los penales. Cuando ya hay decenas de muertos en varias prisiones
del país y las protestas se generalizan en los penales de Ancón II y
Lurigancho.
Mención especial
requiere la situación del Dr. Abimael Guzmán Reinoso, de 85 años de edad, preso
28 años en la cárcel militar de tortura en el Callao, que por edad y
enfermedades es muy vulnerable al COVID-19. Por ello reiteramos la demanda
justa y razonable de que cumpla su pena en detención domiciliaria con la
atención médica del caso, sin discriminación alguna, como otros presos vulnerables.
La vida y salud
de los internos es responsabilidad del Estado peruano. La propia ONU a través
de Michelle Bachelet ha instado a los gobiernos de distintos países a “poner en
libertad a los individuos especialmente vulnerables al virus, entre otros, a los presos de más edad y los enfermos”.
Pero en el Perú, hasta hoy, ni siquiera permiten el ingreso de medicinas
llevadas por los familiares de los prisioneros.
Ante todo esto exigimos
el cese a la política de venganza y discriminación del Estado peruano contra los presos políticos y
demandamos que se cautele su salud y sus vidas así como la de todos los presos
del país.
29 de abril de 2020 Comité Nacional de Prisioneros
Políticos y de Guerra del Perú
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