Muy
queridos compañeros de Segunda Independencia:
Agradecida
por la invitación al justo homenaje a la revolución rusa por sus inolvidables
cien años.
Trazo aquí
conmovida la voz del alma encerrada que anhela volar a abrazarlos puño en alto.
A lo largo
de la historia de la humanidad, inconmensurable valor perdurable tienen los
hechos de unas épocas y algunos hombres que las representan.
Hoy tomamos
a Lenin. Segunda década del siglo XX ¡Siglo de la revolución socialista!
El Gran
Lenin tomó de Marx la bandera de la revolución proletaria y la clavó en Rusia.
Con Partido Con revolución. Con la clase y las masas oprimidas. Con sus
indelebles palabras ¡Dadme un Partido y transformaré Rusia! Convirtió el verbo
en acción y abrió la era de la revolución proletaria mundial.
Su obra
estremeció el mundo entero y la mitad de éste se tornó bandera roja desafiante.
El primer Estado socialista. El fin de una de las más rancias aristocracias. La
colectivización del agro, su mecanización. El desarrollo de la industria. El término
de su analfabetismo. La conquista del espacio. El cine elevado a arte… y cuánto
heroísmo en la derrota al fascismo, cuánto más en Stalingrado. Y cuántos hechos
más por contar en el corto trecho de lo nuevo. Inolvidable entre estos la
revolución China del Presidente Mao Tsetung.
A cien años
del camino abierto, reveses, fracasos y derrotas nublan el panorama rico en
experiencias y lecciones. Doquier “no se oye otra voz que la de los opresores”,
“todo sigue igual” o peor difunden ellos. Y entre los oprimidos muchos dicen
ahora: Jamás se logrará lo que queremos.
Pero ¿acaso
no es cierto que también los dominados hablan, piensan y actúan? ¿De quien,
pues, depende que siga la opresión? De nosotros ¿De quién que se acabe? De
nosotros también. Entonces, la fuerza del número organizado hará realidad lo
que se dijo: “los vencidos de hoy serán los vencedores de mañana y el jamás se
convierte en hoy mismo”.
Hoy,
entonces, qué decir? Hoy, sí nos sirve su mirada penetrante, sí nos sirve su
acción, sí nos sirve su lucha reivindicativa y su sindicato, sí nos sirve la
lucha política de la clase por cumplir su papel histórico. Nos sirve su certero
desenmascaramiento del imperialismo, enemigo principal de los pueblos y sus
guerras de rapiña por nuevo reparto del mundo sí nos sirven para madurar la
revolución.
Lenin, sí
nos sirve compañeros, nos sirve su futuro que es un presente libre.
Y nuestra
lucha de siempre compañeros, sí nos sirve en este centenario octubre rojo.
Muchos,
muchos éxitos y un caluroso abrazo camaraderil.
Suya, Elena
Yparraguirre R.
Ancón,
octubre 2017.