Reproducimos la aclaración que hace el familiar de uno de los 250 prisioneros políticos asesinados en el execrable genocidio, su presencia en el homenaje merecido tiene una razón de ser y no tiene por qué ser perseguido, hostigado ni atacado.
POR QUÉ ESTUVE EN LA ROMERÍA
Estuve en la romería al
cementerio de Comas porque soy hermano de uno de los 250 prisioneros asesinados
en el genocidio de los penales, el 19 de junio de 1986, durante el gobierno
aprista de Alan García.
Como es de público
conocimiento, aunque la prensa no lo mencione, después de treinta años del
genocidio de exterminio solo han entregado 22 restos de las víctimas,
incluyendo los siete últimos. Mi hermano sigue sin identificación, arrumado en
una caja de cartón en los sótanos de la Fiscalía, porque, según este organismo
estatal, no hay dinero para los exámenes de ADN. Todo esto calla la prensa, ni
lo menciona cuando habla de los prisioneros sepultados en Comas. Desde la
prensa, especialmente Panamericana TV, promueven la demolición del mausoleo y
sirven al montaje de una campaña de persecución contra los familiares y los ex
prisioneros políticos.
Para mí, como deudo que
aún no puede enterrar a su entrañable hermano, ha tenido y tiene profundo
significado dicho sepelio y mausoleo, aunque no estén los restos de mi familiar
victimado. Es elemental derecho de los familiares sepultar a nuestros seres
queridos y expresarles nuestro cariño. Es mi derecho tener un lugar donde
llevarle flores, como es tradición en nuestro pueblo y viene desde muchos
siglos atrás. ¿Por esto nos van a perseguir? ¿Por esto me van a perseguir y
generarme problemas en mi centro de trabajo y provocar preocupación en mi
entorno familiar?
Todo lo dicho por la
prensa respecto a mi persona es simple especulación y parte de los “argumentos”
para pretender demoler el mausoleo y montar su campaña de persecución a los
familiares. Lo rechazo categóricamente.
Zenón Vargas Cárdenas
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