Suecia: Pronunciamiento Amigos de AFADEVIG y palabrasde Sra. Delia Carrasco de La Torre






¡HONOR Y GLORIA A LOS 300 HEROES ASESINADOS EN EL FRONTÓN,  LURIGANCHO Y EL CALLAO POR EL ESTADO PERUANO!


PRONUNCIAMIENTO A LOS 30 AÑOS DEL GENOCIDIO 

El 19 de junio de 1986 se cumplen 30 años del más ejemplar hito de heroicidad del pueblo peruano. En aquella fecha 300 presos políticos y prisioneros de guerra que se encontraban encerrados en las lúgubres mazmorras del Frontón, Lurigancho y el Callao fueron vilmente asesinados desde aire, mar y tierra por el Estado peruano siguiendo las órdenes del gobierno de entonces de Alan García Pérez. La premeditada preparación de aquel infame genocidio, ampliamente denunciada con antelación por los propios prisioneros haciendo uso de todos los medios legales, fue consumada y ejecutada con sevicia y vesánica crueldad. Agotadas todas las denuncias y acciones legales interpuestas contra la matanza que se cernía sobre ellos y ante la gigantesca y bestial embestida a sangre y fuego que desataron las Fuerzas Armadas y Policiales, los 300 prisioneros ofrendaron sus preciosas vidas derrochando valor y coraje y grabando en los anales de la historia de nuestro pueblo su grandiosa gesta de resistencia feroz y suprema heroicidad.

Nunca antes se había visto tan cobarde crimen de lesa humanidad contra 300 prisioneros que debían estar bajo custodia del Estado y sus instituciones penitenciarias. Nunca como antes quedó tan brutalmente al descubierto la sanguinaria faz de la autoproclamada democracia que el régimen decía practicar. Aquel abyecto exterminio masivo de semejantes proporciones ha quedado hasta ahora en la más absoluta impunidad y jamás Alan García ni los ejecutores bajo su mando han sido acusados ni asumido su responsabilidad ante el país o tribunal alguno.

Fueron 300 de los mejores hijos del pueblo peruano, todos ellos jóvenes hombres y mujeres que escuchando la voz de su tiempo habían puesto de todo corazon sus vidas y su lucha al servicio de los obreros, campesinos y masas oprimidas y expoliadas. Se encontraban encarcelados y en peligro de exterminio por haber alzado su protesta y su lucha en contra de la ancestral y terrible opresión y explotación en la que los terratenientes, grandes burgueses y el imperialismo norteamericano sumían inmisericordemente al pueblo y la nación peruana. Treinta años han transcurrido desde aquella masacre y sus familiares, agrupados y organizados en la Asociación de Familiares de Presos Políticos, Desaparecidos y Víctimas del Genocidio (AFADEVIG), no han cesado ni un instante en su incansable lucha denunciando la política genocida que se aplicó contra ellos y exigiendo que les devuelvan sus restos que el Estado mantiene secuestrados negándoles el sagrado derecho a enterrarlos.

Hace casi un cuarto de siglo que concluyó la guerra interna en el Perú y la lucha de los revolucionarios se desenvuelve desde entonces como lucha política sin armas, bregando por una solución política, amnistía general y reconciliación nacional y en pos de la paz, democracia y desarrollo que el país necesita. A pesar de ello, todos los gobiernos de turno han impuesto a los cientos de prisioneros políticos y de guerra que existen en el Perú monstruosas leyes de excepción, cadenas perpetuas, eliminan derechos penitenciarios, fraguan leyes para sepultar de por vida en las cárceles a quienes han cumplido sus sentencias y deberían haber salido ya en libertad y persiguen y excluyen discriminadamente a los liberados. Especialmente el Estado aplica su ensañamiento contra el Dr. Abimael Guzmán a quien lo mantienen en aislamiento absoluto en una prisión militar y sin la debida atención médica, no obstante su edad avanzada y las enfermedades crónicas que le aquejan.

Esta siniestra política de exterminio es parte del profundo odio de las clases dominantes y el imperialismo contra el pueblo. Cada gobierno no ha hecho sino continuar hasta hoy imponiendo estados de emergencia, asesinando a las masas que protestan frente al despojo y esquilmación capitalista e imperialista de que son objeto, criminalizando las luchas populares, usando políticamente la calumnia de terrorismo para negar derechos democráticos al pueblo en general, violentando sus propias leyes y su Constitución para recortar la participación política de todos los ciudadanos e impedir que el pueblo pueda ejercer su legítimo derecho de contar con sus propios representantes políticos en los procesos electorales y sometiendo a estos a persecusión política. Pretende con ello el Estado y sus gobiernos allanar su camino con el fin de desarrollar la acumulación originaria capitalista, imponer el neoliberalismo, entregar cada día más los recursos naturales y profundizar la dependencia de nuestro país al imperialismo. Pero lo que viene consiguiendo el Estado en su mayor reaccionarización y carencia de planes es ahondar su propia crisis y llevar a la economía a un mayor riesgo de recesión y de estancamiento. El pueblo peruano, mientras tanto, harto de sufrir opresión y explotación ilimitadas, hambre insoportable y miseria endémica, negación diaria de sus fundamentales derechos y siendo reprimido y asesinado en sus jornadas de protesta, no ha dejado de luchar ni un sólo día.

Por ello, con redoblada pasión y avizorando optimistas el futuro radiante que mañana nuestro pueblo habrá de conquistar necesariamente, es que recordamos hoy más que nunca a los 300 heroicos combatientes prisioneros del Frontón, Lurigancho y el Callao que lucharon brazo a brazo junto al proletariado y el campesinado por romper las pesadas cadenas que aherrojan a nuestro pueblo. Ellos se rebelaron en defensa de su vida y mostraron a los ojos del mundo entero su firme convicción en la meta y su ardiente lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad. Treinta años después del execrable genocidio del que fueron víctimas, sigue y seguirá brillando eterno e inmarcesible ante los pueblos del Perú y del mundo el excelso ejemplo que estamparon aquellos aguerridos seres que vivieron y murieron con amor y desprendimiento infinitos sirviendo hasta su último aliento al pueblo. 

Honrando su imperecedera memoria rendimos hoy y siempre solemne homenaje a nuestros amados héroes y expresamos nuestro firme apoyo a la muy justa y razonable lucha de AFADEVIG por la recuperación de los restos de sus seres queridos y por la defensa y libertad de los presos políticos y prisioneros de guerra que aún se encuentran en las garras del Estado peruano.

Amigos y simpatizantes de AFADEVIG. 
Suecia, 19 de junio de 2016.



En este día 19 de junio en que se cumplen 30 años del vil genocidio cometido contra los prisioneros del Frontón, Lurigancho y el Callao se agolpan profundos sentimientos en mi corazón.

Sentimientos de condena y odio contra la matanza con la que el régimen de Alan García segó la vida de 300 jóvenes, hijos e hijas ejemplares de nuestro pueblo.

Sentimientos de vergüenza y rechazo por la impunidad en que se encuentran los autores de ese crimen.
Sentimientos de repudio por el ocultamiento que hasta hoy hace el Estado peruano de los restos de los prisioneros asesinados y por la indiferencia de todos los gobiernos frente al reclamo de los padres, madres, hermanos e hijos de que dichos restos se les devuelvan para poder enterrarlos humanamente.

Pero sobre todo se estremece mi alma al recordar la gloriosa resistencia de esos 300 héroes y la grandiosa entrega de su propia existencia, defendiendo sus vidas y sus sueños de una patria libre y próspera para el pueblo peruano.

Y junto al inmenso dolor que siempre siente mi corazón por la desaparición de aquellos jóvenes asesinados, se elevan mis pensamientos y mi amor de madre hacia todos los héroes y heroínas del pueblo peruano a quienes, así como a mi admirada y amada hija Augusta, la verdadera historia del Perú y del mundo venerarán por siempre.

Quiero también denunciar las terribles condiciones en que se encuentran los prisioneros en el Perú que sufren despiadada e infamante tortura y cavernarias cadenas perpetuas.
Expreso en forma especial mi saludo al Dr. Abimael Guzmán y hago un llamado a todas las personas de alma recta y justa conciencia a luchar por el cierre de la prisión militar donde se lo tiene aislado y por la atención médica que necesita. 

Hago llegar finalmente mi solidaridad a la Asociación de Presos Políticos y Víctimas del Genocidio y a su lucha por la recuperación de los sagrados restos de los héroes caídos, por la libertad de todos los presos actuales con una guerra ya acabada.

Suecia, Delia Carrasco de La Torre

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