¡Proletarios de
todos los países, uníos!
¡DÍA DE LA HEROICIDAD!
RESOLUCIÓN
Prosiguiendo el camino de su antecesor, el
reaccionario gobierno aprista desde su inicio aplicó el genocidio contra la
guerra popular, cubriéndolo con altisonante demagogia con el apoyo cómplice del
oportunismo electorero como lo comprueban Aqomarca, Umaru, Bellavista y
Llocllapampa; crímenes perpetrados por las fuerzas armadas y policiales del
Estado Peruano.
La reacción apuntó siniestramente contra
los prisioneros de guerra, planificando su aniquilamiento genocida concretado
el cuatro de octubre del año pasado en el cobarde y brutal asesinato de treinta
combatientes en el penal de Lurigancho; nefasto crimen también impune que sólo
el pueblo triunfante castigará.
El dieciocho de junio de mil novecientos
ochentiseis en El Frontón, Lurigancho y el Callao, los prisioneros de guerra se
levantaron en rebelión contra el nuevo genocidio en marcha, luego de denunciar
públicamente, ante los propios tribunales y autoridades, reiteradamente, la
carnicería que el gobierno y sus fuerzas armadas tramaban; se rebelaron en
defensa de la revolución y de sus vidas demandando veintiséis reivindicaciones
muy justas y racionales.
El diecinueve, el reaccionario gobierno
aprista encabezado por Alan García, luego de su grotesca farsa manipulando la
llamada "Comisión de paz", desencadenó el más protervo y negro
operativo de exterminio; movilizando el Ejército, la Marina de Guerra, la
Fuerza Aérea y las fuerzas policiales, bajo el Comando Conjunto, consumó el más
infame genocidio asesinando cientos de guerrilleros e hijos del pueblo
prisioneros de guerra, bañándose una vez más en la ardorosa sangre popular.
¡Caiga sobre Alan García, su Consejo de Ministros, el Comando Conjunto, las
fuerzas armadas y policiales el oprobio imborrable que el pueblo no olvidará y
que sólo él sancionará!.
Así, el diecinueve de junio se estampa
imperecedero como DÍA DE LA HEROICIDAD, la sangre de estos héroes ya fructifica
la revolución armada incendiándola más, levantándose como monumental bandera
tremolante e inagotable grito de guerra que convoca al inevitable triunfo
final.
La gloriosa muerte beligerante de estos
prisioneros de guerra se abriga con la sangre ya vertida y ante ella los
comunistas, los combatientes y los hijos del pueblo, armados, asumimos el
compromiso indeclinable de seguir su luminoso ejemplo, para desarrollando la
guerra popular servir a la revolución mundial hasta que la luz inmarcesible del
comunismo se aposente en todo el orbe bajo las invictas banderas de Marx, Lenin
y Mao Tsetung, del siempre vivo marxismo-leninismo-maoísmo.
¡Gloria a los héroes caídos, viva la revolución!
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