¡DESENMASCARAR LA PERSECUCIÓN POLÍTICA!




Reproducimos párrafos importantes de dos artículos del periodista Eduardo Gonzales Viaña (La sociedad perversa y ¡No me maten!) sobre la dictadura genocida y vendepatria de Fujimori y la persecución política actual contra comunistas, revolucionarios y demócratas que cuestionan el sistema capitalista.


“¡No me maten, tengan piedad!: gritas, y nosotros te preguntamos: ¿y tú, has tenido piedad de alguien alguna vez en tu vida?
Durante tu gobierno, una mañana lluviosa llegaste al aeropuerto de Lima en un avión militar. Ante los periodistas, narraste lo que habías estado haciendo a bordo. Les contaste que había viajado con un preso político, que lo tenían atado y de pie y que le decías que en cuanto llegaran al mar lo iban a arrojar.
Con tu castellano infame seguido de un carcajeo nipón, agregabas que el hombre se orinaba de miedo. ¿Qué pasó después? ¿Nos puedes decir ahora cómo se llamaba y dónde lo tiraron? ¿Estaba el presidente del Perú torturando y asesinando a un hombre?
¡Qué bravo eras Fujimori!… Ese hombre que eras no se parece en nada al que ahora, por las noches, pide que lo internen en una clínica porque lo persiguen los fantasmas del profesor y los estudiantes de La Cantuta que fueron quemados vivos.
Eras un terrorista, Fujimori. La perversidad y el pánico son los únicos medios “de persuasión” que utiliza un gobierno terrorista. A ellos hay que agregar los vasos de leche del asistencialismo. Se explican así las multitudes que bailaban el “son del chino” y forman hoy la banda política que reclama tu indulto, el fujimorismo que censura y detiene la marcha del país. Y sin embargo, ese “partido” es aceptado mientras que los ancianos que solicitan paz y amnistía son calificados de terroristas.
Y ese partido grita ahora “Basta de perversidad con un pobre anciano” ¿Perversidad?… Estos son los mismos que mandan en el Congreso y han establecido la “muerte civil” contra quienes cumplida su condena salen de una cárcel en la que prácticamente habían estado enterrados vivos. Les prohíben trabajar en sus profesiones a hombres y mujeres que salieron viejos y sin medios de vida.
Y tus congresistas legislan una pena a pesar de que no existe retroactividad y por lo tanto no se podría añadir un castigo sobre una condena ya cumplida. Pero saben también que ningún jurista podría protestar sin ser calificado de “terruco”, o enjuiciado por supuesta apología.
“Hace cuatro días, Keiko Fujimori ha comenzado a cumplir prisión preventiva en el Penal Anexo de Mujeres de Chorrillos que fuera construido por Alberto Fujimori para recluir ahí a las mujeres acusadas de terrorismo.
“Todas permanecían 23 horas y media en la celda, y solo 30 minutos de patio. Una vez al mes tenían derecho a visita…”
“Ahí conocí a la hermana de uno de los desaparecidos del Santa. Su crimen: haber visto el rostro de uno de los asesinos y decir que podía reconocerlo…”
“Nos hacían bajar el pantalón. Desnudos, metían sus manos para ver si llevábamos algo en el cuerpo, entre las piernas, jamás encontraron nada. En estas visitas andábamos con mi hermana, ella entraba a una revisión y yo a la otra puerta… Al salir sabíamos que no éramos los mismos, en algo se había dañado nuestra humanidad.
Lo real es que ese tiempo nadie o casi nadie se horrorizaba por lo que ocurriera con nosotros, los hijos. Seguro muchos pensaban que éramos “subversivos en potencia”.
“Lo lamentable es que todo esto no es solamente pasado. Las huestes de Fujimori en el Congreso han prolongado el terror en las cárceles… y fuera de ellas.
Una vez más, diré que me parece desalmado que, luego de que los presos salieran en libertad, se haya dado leyes retroactivas contra ellos que les prohíben ejercer diversas profesiones. Hombres y mujeres que perdieron todo lo que tenían no pueden ahora ganarse el sustento ni mantener a los suyos.
Durante el conflicto interno, se identificó la seguridad y el orden con la muerte. Se convocó por ello a los profesionales de la muerte y se les dio carta blanca para que actuaran.
Se argumenta que la razón de estas medidas es la seguridad y el orden. Todos ansiamos eso, pero no a costa de construir una sociedad perversa.”