FEDERICO SALAZAR ALIENTA LA PERSECUCIÓN POLÍTICA


FEDERICO SALAZAR ALIENTA LA PERSECUCIÓN POLÍTICA

Federico Salazar, en El Comercio del 25 de setiembre, aunque aparente reconocer el derecho de los familiares a enterrar a sus muertos y “llevarlos en caravana fúnebre”, se desespera llamando a impedir que la “propaganda terrorista surta efecto”, aun cuando el propio jefe de la DINCOTE ha sostenido que no hubo apología al terrorismo. La realidad es que fue simple y llanamente el ejercicio del elemental derecho de los familiares de enterrar a sus muertos, según sus costumbres.

Salazar imputa que los prisioneros “eran terroristas” y “habían colaborado con asesinatos y acciones subversivas”, pero calla en todos los idiomas que los 250 prisioneros políticos de El Frontón, Lurigancho y el Callao fueron asesinados en el vil genocidio de exterminio del 19 de junio de 1986. Para él están bien muertos, porque se rebelaron contra el Estado. Así justifica el genocidio del gobierno de Alan García y de las FFAA, autores de tan execrables crímenes. Más aún, no dice nada de que recién entreguen los restos de solo siete de los 250 asesinados, después de tenerlos escondidos por treinta años.
 Vale una acotación. Los 7 prisioneros cuyos restos fueron entregados por la fiscalía, no tenían sentencia alguna, eran por tanto revolucionarios inocentes de actos delictivos. Y aunque la reacción cacaree que no fueron prisioneros políticos, reconocen que querían destruir el Estado y construir otro. Es decir, reconocen que tenían un claro objetivo político. Por tanto, eran presos políticos.
Salazar clama contra el Fudepp, Movadef, la “alianza de senderistas, etnocaceristas y otros grupos” llamando antidemocráticamente a impedir la participación política de los revolucionarios. Se pronuncia contra la solución política, amnistía general y reconciliación nacional porque, según él, solución política “significa desestimar la solución judicial y legal”. En su ignorancia reaccionaria desconoce la historia pues tal solución viene de antiguo: las guerras internas se solucionan políticamente, la guerra interna habida en el Perú también. 

Por otra parte ¿de qué “solución judicial y legal” nos habla? ¿De procesar y encarcelar a los vencedores miembros de las FFAA y PP, autores de tantos genocidios como el de los penales, de miles de desapariciones, fosas comunes, torturas, violaciones? Por lógica, esa sería la respuesta. Ya que los vencidos del otro lado de la guerra están en prisión o ya han salido, cumpliendo condena y sin ningún tipo de beneficio; los genocidas de las FFAA, no, salvo excepciones. Salazar no ve, pues, más allá de la punta de su nariz. 

Afirma que “no se puede reclamar la amnistía para los asesinos … y destructores de la propiedad.” y que “No podemos reconciliarnos con aquellos que mataban por razones de clase social, de posición ideológica o vinculación partidaria”. Su espíritu de venganza no tiene límites y le salen sus posiciones de fondo ¡la defensa de la propiedad privada burguesa y las riquezas de los explotadores! Y en cuanto a la reconciliación es obvio que tiene que ser con el adversario, pues la reconciliación, según los entendidos, es un mecanismo de resolución de conflictos que busca restablecer la concordia entre las partes enemistadas. Así como la amnistía es una medida excepcional decretada por un Estado que implica la extinción de la responsabilidad penal para todos los presos condenados por determinados delitos, generalmente políticos.

¡Pero qué se puede esperar de un neoliberal de ultraderecha, lacayo del imperialismo! Lo que, viéndolo, le viene de cuna. Recordemos, es el mismo Federico Salazar que hizo campaña por la legalización de las drogas, para que el sacrosanto “mercado” se ocupe de regular su comercialización y consumo.

       
Colectivo Libertad

   Octubre del 2016

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