RESPUESTA A PATRICIA DEL RÍO, “DEFENSORA DE LOS DERECHOS HUMANOS”

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La señora Patricia del Río, autodenominada defensora de los derechos humanos, expresó, en El Comercio del 15 de setiembre último, su posición de ultraderecha al recordar la detención del doctor Abimael Guzmán.

Sostiene como verdad incuestionable la versión del Estado sobre la guerra interna. Quien se regodeaba en esos años escribiendo sobre farándula, dice, por ejemplo, que vivía “con el susto de acechados”. Claro, seguro no quería mirar “la fila de cadáveres” para que “no se le quitara el aliento”.

Sí, hubo muchos muertos durante esos años, principalmente del campesinado pobre. Si no, recordemos algunos genocidios: Huambo, Huaychao, Iquicha, Oqepeqa, Paccha, Vinchos, Ayahuarcuna, Sivia, Sillco, Qoisa, Pichari, Chinche, Parabamba, San Francisco, Chiara, Pomabamba, Apacheta, Huamanguilla, Puramanta, Cocahuichun, Leompata, Saqrarumi, Churrubamba, Misquibamba, Paraíso, Milpo, Pillo-Pachamarca, Putis, Chullay, Lucmahuayqo, Vilcabamba, Vinchos, Mayopampa, Balcón, Pichari, Azángaro, Luricocha, Chuschi, Quinuas, Quimbiri, Umaru, Bellavista, Lloqllapampa, Accomarca, Totos, Cuartel Cabitos, Cuartel de Huanta, Huácar, Pucayacu, Macachacra, Quinua, Muyuri, Cocahuischaca, Toldorumi, Usutapampa, Pichuyrumi, Qarpaqasa, Qasaorqo, Yanaorqo, Iribamba, Vado Chico, Laurente, Las Vegas, Ñeque, Pacha, Canaire, Manzanayoq, Pacomarca, Chacarí, Alto Pacae, Aucayacu, Arancay, Yanajanja, Río Huallaga, y un larguísimo etecétera. Y el mayor genocidio asesinando 250 prisioneros políticos en junio de 1986 que generó la repulsa nacional y mundial. Genocidios perpetrados, todos, por las FFAA. Sí. También es cierto que “más de dos millones de peruanos tuvieron que abandonar sus casas, chacras, animales, y familias para alejarse del escenario de horror en el que habías convertido nuestra patria”: sí, así fue precisamente por el genocidio desatado por las FFAA. Ante esta realidad, la señora dirá: “SL es culpable de los muertos porque empezó la violencia”. Sin embargo, la violencia del Estado ha existido antes de 1980 y existe ahora, no solo por la muerte de niños desnutridos y la explotación del pueblo sino también por las masas asesinadas cuando luchan por sus derechos fundamentales.

Claro, esto, para la señora, es lo más natural del mundo y no tiene nada de condenable. A lo más invocará la “inclusión social” y con esto, “todos” felices. Bueno, qué se puede esperar de la ultraderecha: es su defensa del sistema capitalista opresor y explotador. Por eso, alborozada, proclama: “Tenemos esperanza. Hemos recuperado con mucho trabajo la capacidad de mirar al futuro. Ya nos permitimos imaginar cómo será nuestra vida y la de nuestros hijos”. Es lo que sienten los ricos, los Dionisios Romero, los Roques Benavides y quienes detentan el Poder. No los pobres, no los hijos de los obreros, campesinos, la gente que vive de su fuerza de trabajo; quienes con el neoliberalismo han perdido gran parte de sus derechos fundamentales. Y es con el sudor y sangre de ellos que ha crecido la economía para beneficio de un puñado.

La “defensora de los DDHH” dice del doctor Abimael Guzmán: “Mientras nosotros disfrutamos cada día de nuestras vidas y el futuro se nos presenta lleno de posibilidades; tú te pudres de aburrimiento en una celda fría... no te queda más que sentarte a esperar tu propia muerte... El Perú que quisiste destruir sigue adelante sin ti.” La defensora de la “condición de la persona humana”, discrimina al doctor Guzmán de su “condición de persona humana”, repitiendo lo que dijo el almirante Gerónimo Caferata de los compañeros prisioneros de guerra asesinados en el Frontón. Tal es la calaña de Patricia del Río.

La ultraderecha persiste en su ceguera a la necesidad de una amnistía general en función de una reconciliación nacional. Un ejemplo es el de la señora Del Río, quien destila odio y venganza. Y, ¡vaya hipocresía más grande!, saluda el acuerdo de paz firmado por el gobierno colombiano y las FARC. Es más, muchos de la ultraderecha han saludado ese proceso, empezando por PPK, pero hoy atacan vilmente un sencillo y conmovedor homenaje hecho por familiares y amigos a las víctimas del genocidio del 86 y pretenden robar los restos y destruir sus nichos. ¡Que el pueblo conozca la real entraña antipueblo de estos falsos demócratas!

Colectivo Libertad
Setiembre del 2016


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