¡COMPAÑERO ÁLVARO ESPEJO SEBASTIÁN: PRESENTE EN LA MEMORIA Y CORAZÓN DEL PUEBLO!


A NUESTRO QUERIDO PUEBLO Y  A LA OPINIÓN PÚBLICA EN GENERAL

¡COMPAÑERO ÁLVARO ESPEJO SEBASTIÁN: 
PRESENTE EN LA MEMORIA Y CORAZÓN DEL PUEBLO!

¡DENUNCIAMOS LA POLÍTICA REPRESIVA DEL ESTADO PERUANO 
DE PERSECUCIÓN, PRISIÓN Y MUERTE 
CONTRA LOS PRISIONEROS POLÍTICOS Y  DE GUERRA!

Los Prisioneros Políticos y de Guerra del Partido Comunista del Perú, recluidos en los Pabellones “2A" y “2B” del Penal  Miguel Castro Castro,  ante la reciente muerte de nuestro compañero Álvaro Espejo Sebastián el 31 de diciembre en el Hospital planteamos lo siguiente:

1. Rendir solemne homenaje a nuestro compañero Álvaro Espejo Sebastián y expresar nuestras sentidas condolencias a sus familiares. Nuestro compañero fue detenido en febrero 1994 por rebelarse junto al pueblo, dirigido por el Partido Comunista del Perú, contra el viejo orden de opresión y explotación, para crear un mundo nuevo. A consecuencia de ello sufrió cruel tortura en las mazmorras de la DINCOTE, la policía política peruana, luego fue sometido a juicio ante los tribunales militares sin rostro y condenado a cadena perpetua. Inicialmente fue internado en este Penal Miguel Castro Castro bajo un monstruoso régimen carcelario de reducción, aislamiento y aniquilamiento sistemático y sofisticado con tan solo media hora de patio al día, encierro junto a otras dos personas por 23 horas y media  en pequeñas celdas, donde apenas penetraba la luz del día, apenas se recibía una precaria alimentación y una casi nula atención médica, las visitas eran por locutorios de mallas oscuras una vez al mes, por media hora, donde estaba prohibido estudiar o trabajar o hasta tener un lápiz y papel. En 1995 fue trasladado al Penal de Yanamayo – Puno  bajo similares condiciones de prisión. Desde el año 2003 estuvo nuevamente en este Penal Miguel Castro Castro hasta octubre 2009 donde por la política de odio y venganza del Estado peruano fue trasladado al Penal de Piedras Gordas donde permaneció por algo más de una año, luego del cual, nuevamente fue internado en el Pabellón “2B” de este Penal. Con motivo de la anulación de los juicios militares y los de jueces sin rostro, por inconstitucionales, en el año 2003 se le juzgó con el nuevo marco legal antiterrorista, también inconstitucional y Derecho Penal del Enemigo, imponiéndole la draconiana pena de 30 años. Frente a todo ello el compañero mantuvo  la moral revolucionaria, persistiendo en servir al pueblo, por lo que siempre vivirá en la mente y corazón de las masas.

2. Denunciamos que la muerte de nuestro compañero es responsabilidad directa del Estado peruano que pese a que la guerra interna terminó hace 21 años se opone obstinadamente a la necesaria solución política y aplica una política represiva  de odio y venganza, de persecución y muerte contra los prisioneros políticos y de guerra. Su muerte se suma a otras de compañeros nuestros incluso dentro del actual gobierno que dijo que “nadie debe morir en prisión”. Es que en el Perú hubo una guerra popular dirigida por el Partido Comunista del Perú iniciada en 1980 y concluida en 1992 cuyo objetivo era transformar la vieja sociedad de opresión y explotación y establecer una República Popular de nueva democracia. El Estado peruano para combatir la guerra popular, como parte de su línea y política perpetró  tres matanzas genocidas contra los prisioneros vinculados al Partido Comunista del Perú. Las dos primeras bajo el gobierno de Alan García: el 4 de octubre de 1985 con el vil asesinato de 30 prisioneros en el Penal de Lurigancho;  y el 19 de junio de 1986 con la matanza de 250 prisioneros en los penales de El Frontón, Lurigancho y El Callao. La tercera fue perpetrada por la dictadura fujimorista asesinando 50 prisioneros en mayo de 1992 en este Penal Miguel Castro Castro. Matanzas de las que son testigos vivos cuatro compañeros nuestros, sobrevivientes  de los genocidios a quienes no se les reparó en absoluto, peor aún, se les siguió persiguiendo y hoy continúan presos. La mayor parte de los que aún estamos en prisión, al igual que nuestro compañero Espejo,  fuimos, detenidos en la década del 90 del siglo pasado llevando un promedio de 20 años presos, muchos de ellos en las más monstruosas condiciones  de reclusión ya explicadas líneas arriba. En el paroxismo del odio y la venganza se recluyó en prisiones militares a los más altos dirigentes del Partido Comunista del Perú condenándolos al aislamiento absoluto y perpetuo. Pero, con gran iniciativa política, el doctor Abimael Guzmán y la profesora Elena Iparraguirre solicitaron conversaciones que conduzcan a terminar la guerra popular iniciada en 1980 a través de un  Acuerdo de Paz; así, en octubre de 1993; el entonces presidente de la República Alberto Fujimori hizo pública ante la Asamblea General de las Naciones Unidas la carta que contenía tal petición. Se desenvolvió una Ronda de Conversaciones entre el Estado peruano y el Partido Comunista del Perú que no logró plasmar el Acuerdo de Paz, entre otras razones por el triunfalismo del Estado peruano que optó por una solución represiva. En cambio, nosotros, los prisioneros políticos del Partido Comunista del Perú comprendiendo que la paz había devenido en una necesidad del pueblo, la nación y la sociedad peruana en su conjunto apoyamos resueltamente la solución política propuesta por el doctor Abimael Guzmán y desde entonces persistimos en ella buscando una Amnistía General para civiles policías y militares, que conduzca a la necesaria Reconciliación Nacional sin odios, venganzas, rencores  ni persecuciones contra nadie.

3. Pero, a pesar de que la guerra había terminado y nuestra clara posición por una solución política, el Estado peruano siguió aplicando la misma legislación antiterrorista en lo procedimental, penal y ejecución penal violatoria de la Constitución y el derecho internacional, como arma de guerra contrasubversiva, la misma que sólo fuera modificada a través de una Acción de Inconstitucionalidad presentada por nuestros familiares y refrendada por miles de firmas que llevó al Tribunal Constitucional a declarar inconstitucional los juicios militares y sin rostro, pero manteniendo el  Decreto Supremo 25475 de la dictadura fujimorista como columna del nuevo marco legal antiterrorista que sigue siendo violatorio de la Constitución y normas internacionales y Derecho Penal del Enemigo bajo el que se llevaron adelante nuevos procesos.

Hoy, a casi 22 años de terminada la guerra se sigue fortaleciendo la legislación antiterrorista usando de pretexto la acción aislada de un grupo mercenario ubicado en el llamado VRAEM que no tiene vinculación alguna con el Partido Comunista del Perú, que no representa ningún peligro para el Estado peruano, y cuya acción,  complemento de la represión del Estado,  repudiamos y condenamos con reiteración. Así en el año 2009 el gobierno de Alan García Pérez suprimió sin motivación alguna los exiguos beneficios penitenciarios contemplados por el DL 927  derogándolo mediante la ley 29423. En el actual gobierno de Ollanta Humala se ha seguido fortaleciendo la legislación y se ha creado una ley que impide a los que hayan cumplido sentencia por “terrorismo trabajar en cualquier institución educativa, y hay dos proyectos de ley que persiguen las ideas una la del “negacionismo” y otra que pretende perseguir de por vida en prisión y fuera de ella a quien haya sido procesado o sentenciado por “terrorismo”. A ello se agrega sistemáticas campañas mediáticas mentirosas para presentarnos como “asesinos”, “monstruos”, “no personas” a quienes se nos debe privar de todo derecho de persona humana y se hostiga a nuestros familiares y excarcelados tras el cobro de las reparaciones civiles llegando al colmo de embargar enseres personales elementales indispensables para la subsistencia.

4. No conformes con todos estos abusos, el Estado peruano ha montado el proceso Soras como un plan político reaccionario destinado a impedir que salgan en libertad quienes ya cumplieron sus largas condenas, hoy lo aplican a los prisioneros políticos del Partido Comunista del Perú; mañana lo harán con otros y lo generalizarán a presos comunes, como ya puede apreciarse con las últimas disposiciones legales que suprimen los beneficios penitenciarios para gran parte de las figuras penales y dictan prisión para delitos menores tras el falso argumento de combatir la criminalidad, y en el fondo, criminalizar la lucha social. Así los prisioneros políticos Osmán Morote y Margot Liendo siguen en prisión a pesar de haber cumplido sus 25 años de larga condena. El colmo del ensañamiento es con el doctor Abimael Guzmán, Presidente Gonzalo,  quien a pesar de sus cerca de 80 años y delicado estado de salud ha sido condenado a cadena perpetua y se encuentra  en aislamiento absoluto en el Penal Militar de la Base Naval del Callao por más de 21 años. A la profesora Elena Iparraguirre, también condenada a cadena perpetua, se la ha aislado más imponiéndole Régimen Cerrado Especial y a otros prisioneros también se les  ha impuesto la inhumana cadena perpetua, pena que es una tortura pues sepulta en vida al ser humano. En el caso de nuestro compañero Víctor Zavala Cataño, recluido junto a nosotros en el Pabellón “2A” y reconocido dramaturgo peruano, próximo a cumplir 82 años de edad, lleva más de 22 años de prisión y su estado de salud se deteriora cada día sin recibir un tratamiento especializado y adecuado y son varios los compañeros nuestros que sufren la secuela física y psicológica  de los largos años de prisión y la política represiva del Estado peruano.

Todos estos años hemos persistido en nuestra condición de seres humanos buscando desarrollar nuestra personalidad, estudiando y trabajando, llevando una vida ejemplar y de respeto mutuo con las autoridades. Nosotros somos prisioneros políticos y de guerra, aquí no hubo “terrorismo” sino guerra popular, no somos “terroristas”, somos revolucionarios, no es delito rebelarse contra la opresión, en todo caso nuestro delito es político y social. La guerra ya terminó hace 21 años, ¡basta ya de persecución, represión y muerte! ¡Libertad para todos los prisioneros políticos del Perú! Muy especialmente demandamos el cese del aislamiento absoluto y perpetuo del doctor Abimael Guzmán y su inmediata libertad. Reafirmamos nuestra posición de luchar por ¡Solución Política, Amnistía General Y Reconciliación Nacional! Perentoria necesidad del pueblo, la nación y la sociedad peruana en su conjunto.

Prisioneros Políticos y de Guerra recluidos en el Penal “Miguel Castro Castro”
Pabellones 2A y 2B


Canto Grande, 04 de enero del 2014

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